Euskalbaba

2007/01/28

La Revolución del Bullyng (III)

Si fuera más simple, las revoluciones triunfarían.
A veces es el humo el que precede a las llamaradas. Otras, las manadas en estampida que salen de la espesura. Al principio es así, de una forma ocasional. Centenares de verracos que aparecen de ninguna parte y cruzan a gruñido limpio un parque en medio de la ciudad. En cualquier ciudad. O -quién no los ha visto ya alguna vez...- las manadas de cabestros que arrasan con todo lo que pillan a su paso por el centro mismo de la Gran Vía. De cualquier gran vía.
Son las esquinas fascistas de toda revolución, que siempre terminan por asomar. En cualquiera de sus formas, como algo inevitable y siempre envuelto en papel de periódico, enmarañado en la tela-verdad de los tele-visores, esparciéndose como un rumor: smsh...smsh..sms...

AlcorBronx

En los aledaños de la Revolución del Bulling, los esclavos pegaran a sus amos. Se revolveran las bestias contra sus pastores y desbordaran las vallas y los cercados. Y, un poco antes, al primer signo de estampida, llegarán los ladrones de ganado: a robar cabezas. El primer gemido, es siempre fascista.

Total, lo dirán en la tele...